Compartiendo un fin de semana diferente, he podido darme cuenta que los niños de hoy en día están contagiados por los adultos... que quiero decir con estas palabras, que ya los niño y niñas no lo son, son adultos embasados en cuerpos de pequeños.... Todo les aburre, nada les llama la atención, no saben disfrutar de simples y pequeños detalles.
Al cerrar los ojos, proyecto imágenes de mi niñez y recuerdo que me encantaba jugar, tenía una gran imaginación y disfrutaba pasar largas horas jugando, para mencionar algunos de mis juegos podría decir que jugaba al restaurante, y tenía mi kit de cocina y sigilosamente recorría los pasillos del edificio donde vivía o en algún ante jardín y arrancaba matas que luego serian un delicioso manjar en mi maravilloso mundo imaginario. Claro está que esta hazaña me traía problemas con vecinos que sabían que les dañaba sus apreciadas matas y solo aguardaban la llegada de mis padres para poner quejas... pero eso a mí, no me importaba.
Recuerdo también que jugaba a la profesora, y todos mis peluches eran mis alumnos, les enseñaba las vocales, los números e imitaba alguna profesora que tuviera en el momento.
También me encantaba caracterizar, así que me maquillaba, usaba los tacones de mi mama, las carteras y sus joyas, tratando de visualizarme como adulta… en conclusión podía decir que para mí era feliz.
Hablar de nintendo, súper nintendo, wii, era algo inalcanzable e inimaginable, pues eran costosos juguetes, que al tener la oportunidad de adquirirlos, no los disfrute tanto como imaginaba, porque el detalle era que se dañara si lo trataba mal y que no había en su momento alguien que lo reparar, claro está que también me sabia el juego de memoria, pues acceder a tener variedad de juegos era costoso para mis padres.
En mi época de juegos existían los parques, donde corrías, trepabas, saltabas, sudabas y te montabas en un columpio para alcanzar el cielo… ahora eso suena arcaico y obsoleto, cuales parques al aire libre? Los niños de ahora no pedalean en una bicicleta, pues ya es mecánica al igual que las atracciones, ya no tienen espacios para correo, saltar o brincar, ya hasta el plan del domingo donde papa le enseñaba a montar bicicleta o patines ha desaparecido. Ahora todo es en espacios cerrados en un centro comercial. Ya le huyen al sol… la brisa y el tilín tilín los carritos de helado o el algodón de azúcar.
Y donde dejar los almuerzos del domingo en familia, donde la hora no importaba, pues se desayunaba tarde, para que en el resto del día mientras esperábamos el almuerzo, la casa se impregnara de maravillosos aromas, que alborotaban y cautivaban cada paladar.
Ahora, mucho B.B, internet, celulares, en fin mucha tecnología y poco comunicación, podemos tener el mundo en nuestras manos, pero ya no lo sabemos disfrutar.
No les aterra que ahora nadie sabe vivir sin minutos, sin un celular en su bolsillo, que salen uno a comer, recorrer un centro comercial y ya la gente no habla entre sí, solo con los aparatos?
Que en una mesa, el ñoño el pasado de moda… anticuado, es el que emite palabras… que lo ideal de las personas es sentarse en una mesa y cada uno en su propia isla habla con quien sea, menos con los que están de cuerpo presente en la mesa… que se ufanan de ser amistosos por el numero de contactos en el facebook y al final no comparten nada.
Será que esa es la sociedad que queremos?, aislada, parca, muda e indolente?. Será que el perder la capacidad de asombrarnos, admirar a nuestros padres, escuchar los relatos de abuelos o la lectura de un libro quedara totalmente en el olvido…?
Como es que le perdimos el gusto a tener contacto? De dialogar? de salir a la playa, caminar, mojarse bajo la lluvia, disfrutar un salpicón o comerse un helado en plena 82?
Desde cuando el decir lo que se siente... traumatiza? Poner reglas... es soslayar derechos y el corregir... es el peor de los pecados?
Ahora por fin, creo que estoy en plena crisis de los 30, porque al mirar mi entorno quisiera que regresaran muchas cosas, al ver el futuro me aterra y mirar al pasado me entristece, porque no regresara.
Ahora, siento y vivo las palabras de mis padres, hay que disfrutar cada etapa de la vida, hay gozársela… no porque el tiempo no regresa, sino porque me siento contenta de haber disfrutado tanto de los pequeños detalles y que un conservo mi capacidad de asombro por mas que el planeta entero intente apagarlo y por mas que la gente intente demostrar y creer que todo lo sabe ...
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